jueves, 19 de septiembre de 2013

La Mulata de Cordoba


Bueno esta entrada es necearía XD no es una historia que me conto mi abuelo pero si es una historia de la que escuche muchas versiones a lo largo de mi niñez y adolescencia, revisando y tonteando por aquí y por allá me encontré con que el estado de Veracruz, en donde se supone se desarrolla esta historia tiene una versión Oficial de los hechos y como me ha parecido interesante pensé en poner aquí esa versión. Se las dejo y en esta ocasión la historia ya tiene un título propio por lo que no fue necesario que yo agregase uno.

La Mulata de Cordoba


Cuentan que hace muchos años, en los tiempos de la Inquisición y el Santo oficio, en la Villa de Córdoba existía una mujer, reconocida por su belleza, aunque curiosamente, nadie sabía sobre su procedencia. No tenía padre ni madre y le llamaron Soledad.

Por la condición de su raza, ella vivía aislada del trato social común, pues los negros y los indios no eran bien vistos, por lo que el color de piel de esta mujer era prueba fehaciente de la unión entre blancos y negros. A pesar de esto, cuando se dejaba ver, su presencia era considerada como un escándalo, su belleza la hacía blanco de habladurías, por lo que se volvió huraña.

Además de ser bella, la mulata empezó a ser famosa por la región pues usaba las hierbas que conocía para realizar curaciones que parecían maravillosas; pero no sólo eso, se decía que también llegó a conjurar tormentas y que incluso, podría predecir los temblores y eclipses.

Los rumores empezaron a correr y las mujeres decían que ella sabía de embrujos y encantamientos. Incluso afirmaban algunos que por las noches, de su choza se veían luces extrañas e intensas y cierta música misteriosa.

Tales hazañas y habilidades empezaron a inquietar a los supersticiosos, quienes empezaron a correr rumores que la hermosa mulata tenía un pacto con el diablo, por lo que las autoridades y los vecinos empezaron a espiarla, sin embargo, la mulata seguía yendo a misa, por lo que calmaba un poco los rumores.

El alcalde de córdoba era Don Martín de Ocaña, un hombre de edad que ardía de pasión por la Mulata. El confesó sus intenciones y ofreció regalos a la sin igual mujer, pero ella no regalaba ni una sonrisa.

El hombre desairado y despechado, acusó a la Mulata de haberle hecho beber un brebaje que le provocó la pérdida de la razón…. El castigo era probablemente la hoguera, así se vengaría del desprecio… suya o de nadie.
La noche de la acusación, el alcalde, policías, amigos y sirvientes fueron hasta la choza de la Mulata, para que en nombre de la Santa Inquisición abriera su puerta, ella no lo hizo por miedo así que entraron a la fuerza a aprehenderla.

Fue llevada en una carreta custodiada por el Santo Oficio hasta las mazmorras de la Fortaleza de San Juan de Ulúa, aunque hay quienes dicen que fue en el Palacio de la Santa Inquisición, en la Plazuela de Santo Domingo, en México.

A la mulata la juzgaron y la encontraron culpable de sostener pactos con el maligno, por lo que fue sentenciada ser quemada con leña verde enfrente de los ciudadanos, como ejemplo de lo que no había que hacer.

Al estar en bajo vigilancia en la cárcel, ella se ganó la confianza de su custodio y le rogó que le consiguiera un pedazo de gis, el hombre sin poder resistirse, aceptó y lo consiguió hasta llevárselo a su celda.

La mulata prisionera comenzó a dibujar sobre las paredes una ligera nave, durante toda la noche, previa a su sentencia. El dibujo tenía velas desplegadas y que se mecían sobre las olas del mar. Para cuando el carcelero fue a buscarla, se quedó asombrado por la obra de arte que había delineado: los detalles estaban perfectamente delineados en una embarcación como si fuera a emprender una larga travesía.

El Charro negroSoledad le preguntó entonces al carcelero:

- ¿Qué es lo que crees que le hace falta al barco?

A lo que el carcelero le contestó:

- Andar…

Acto seguido, ella le dijo:

- Pues mira como anda…

Y sin esperar tanto, la mulata dio un salto, se “subió” en el barco diciendo adiós al asombrado guardián mientras la embarcación se perdía en el horizonte dibujado de la pared.

Después de contar su historia, nadie le creyó cuando contaba la misteriosa desaparición de la mulata de Córdoba….



Esa es la historia y espero que les gustara, en lo particular siempre me parecio una historia muy atrayente pero bueno, en gustos se rompen generos.

Tambien mcuhas gracias a los que leen y se toman la molestia de comentar y a los que le dan seguir a este pequeño espacio son unos amores *3*  Besos y gracias por pasarce a leer. 




jueves, 5 de septiembre de 2013

El Charro Negro


Bueno esta es posiblemente la anécdota más “impresionante” que mi abuelo me ha contado sobre sí mismo, por eso mismo también es una de las que tengo más grabadas, espero que les guste y recuerden XD juguemos con el título, que yo solo pongo el que me suena más adecuado ¿ustedes cual le pondrían?


El Charro Negro




Mi abuelo cuenta que no siempre tuvo una buena relación con mi abuela, cuando era joven cometió muchos errores y uno de los que cuenta es que por muchos años se fue de casa y vivió con otra mujer. Fue en aquel tiempo cuando le sucedió una cosa curiosa, él dice que estaba sentado a las puertas de la parroquia del pueblo, justo en las escaleras de entrada cuando sucedió.

La mujer con la que el abuelo vivía por aquel tiempo vendía comida en el parque y recién había terminado y recogía sus cosas, el reloj de la torre de la iglesia marcaban las dos de la mañana, la que por esos lugares es conocida como la hora del diablo, pero como había todavía algunas personas levantando sus puestos de comida no le tomo importancia.

Mientras esperaba se acercó a él un hombre que le saludo, él dice que tuvo la sensación de que eran amigos y comenzó a hablar con él, se levantó y comenzaron a caminar alrededor del parque, estaban hablando, el ya no recuerda de que, cuando sintió mucha sed. Se lo iba a decir al hombre que lo acompañaba, pero a su lado ya no estaba el hombre con el que se había encontrado. El hombre que estaba a su lado era un hombre que le pareció alto, delgado y de porte regio, con la piel blanca, los labios rojos y unos ojos oscuros y algo escalofriantes, vestía un traje de charro completamente negro y con vivos dorados, botas debajo de los pantalones con grandes espuelas, montaba un caballo alto y hermoso. Mi abuelo siempre fue un amante de los cabellos y la belleza del animal lo impresionó, cuenta que aun ahora no ha visto nunca animal tan magnifico.

El charro le hablo con voz grave, con el tono de risa entre sus palabras y le dijo  “Bueno, me despido “ y sin decir más se marchó, solo entonces mi abuelo presto atención al lugar en el que estaba. El paisaje no se le hacía familiar y tampoco era de noche ya. Notando que estaba en un pequeño puente y que bajo el corría un arroyo, bajo a tomar un poco de agua pues aun tenia sed. Estaba ya abajo cuando vio a un campesino cruzar el puente y le grito preguntándole donde estaba, el campesino le contesto el nombre del lugar y mi abuelo lo reconoció, era un pueblo a tres o cuatro pueblos del suyo, le pregunto entonces por donde pasaba el autobús que llevaba a su propio pueblo y el campesino le contesto “por ese camino sales a la carretera donde pasa el autobús que va para tu pueblo amigo” señalándole una vereda al lado del puente “el de seis y media de la mañana ya no debe tardar, si quieres tomarlo apúrate”. Había estado más de cuatro horas caminando sin darse cuenta, para el habían sido apenas unos momentos.

Mi abuelo cuenta que siguió el consejo del hombre y que siguió la vereda saliendo a la carretera, apenas había llegado a ella cuando vio el autobús que llevaba a su pueblo acercarse, se subió y entonces noto que no llevaba dinero con él, el chofer debió ver algo en su expresión que le causo lastima por que le llevo a pesar de no tener con que pagar. Al llegar a su barrio cuenta que no reconocía nada, era como si estuviese en un lugar desconocido y conocido a la vez, sabía que era su barrio pero no lograba ubicarse, posiblemente una sensación parecida a la de visitar un lugar después de muchos años, cuando las casas y los comercios han cambiado, solo que el apenas y se había ido unas horas. Anduvo por las mismas calles varias horas, caminando en círculos sin querer alejarse demasiado por temor a perderse de nuevo. Finalmente se hizo camino entre su confusión y regreso a casa de mi abuela, cuando ella lo vio se asustó. Ella dice que se veía muy afectado como si hubiese visto algo horrible o como si algo viniese persiguiéndolo, mi abuela lo hizo pasar dentro de casa y le dio de comer dejándolo descansar ahí hasta que poco a poco su mente se fue despejando y él pudo contarle lo que había pasado.

Mi abuela entonces se asustó más “¡hombre si te has encontrado con el mismo diablo!”. Un par de horas después la mujer que vivía con mi abuelo llego a buscarlo gritando que llevaba todo el día buscándolo y se lo llevo con ella. Mi abuelo se fue sin renegar de los gritos de la mujer porque dice solo quería llevársela de ahí para no molestar a mi abuela, pues era mujer de cuidado cuando estaba  enfada, pasaron varios años antes de que él y mi abuela volviesen a estar juntos.

El Charro negroEsa es la historia, que fue lo que realmente pasó, ninguno está realmente  seguro, si fue el diablo quien lo perdió solo él o dios sabrá el propósito.

El Charro negro es según las leyendas mexicanas la forma en que el diablo se aparece en México, dicen que da dinero a cambio del alma de la gente pero en el caso de mi abuelo no fue así, nunca hubo dinero de por medio salvo el que no tenía para regresar a casa. Espero que la historia les gustara, es todo por ahora y hasta la siguiente anécdota!